D. Benito Pérez Galdós.
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Benito Pérez Galdós nació en
Las Palmas de Gran Canaria en
1843, tiempo en que Isabel II
alcanzaba la mayoría de edad.
Hijo de Sebastián Pérez,
teniente coronel del Ejército
y de Dolores Galdós;
aficionado desde niño a la
música, al dibujo y a la
literatura, se traslada a
Madrid a los diecinueve años
para iniciar sus estudios de
Derecho tras terminar el
bachiller en La Laguna. En
Madrid conocería, entre
otros, a D. Francisco Giner
de los Ríos, fundador de la
Institución Libre de
Enseñanza, quien le animaría
a inclinarse hacia la
escritura.
Sus primeras novelas –La
fontana de oro (1870), La
sombra, El audaz (1871)-,
revelan la influencia del
romanticismo. Vendrían
después Doña Perfecta,
Gloria, La familia de León
Roch, y Marianela, dando paso
al naturalismo con “La
desheredada”, publicada en
1881, un naturalismo que
culmina con “Lo prohibido”
(1884-85); al año siguiente
vería la luz Fortunata y
Jacinta.
En 1873 habían aparecido ya
las dos primeras series de
los Episodios Nacionales.
Compaginando la publicación
de sus novelas con artículos
y críticas periodísticas,
acusó a los escritores
contemporáneos de incapacidad
para describir la vida de su
tiempo.
Galdós no estuvo ausente de
la vida política de su
tiempo: en 1907, mediante una
carta abierta que envió a
Alfredo Vicenti, director de
El Liberal, muestra su
adhesión al Partido
Republicano. La carta fué
publicada el 6 de abril,
quince días antes de las
elecciones en las que saldría
elegido diputado.
En 1910, sería el diputado
más votado por Madrid, en una
candidatura en la que también
sería elegido Pablo Iglesias.
En 1914, diputado republicano
por Las Palmas.
Entre 1898 y 1912, año en que
la ceguera acabó ganándole
una guerra iniciada años
antes, escribió una tercera,
cuarta y, finalmente, quinta
serie de Episodios
nacionales.
Murió en la madrugada del 3
de enero de 1920, tras una
vida entregada a la labor
literaria, transformando el
panorama novelístico español
de la época. No llegó a ser,
como deseaba, el mentor de la
Generación del 98, y el Nobel
concedido a Echegaray, un
escritor menor y de menor
mérito, debió ser doloroso
para un hombre cuya muerte se
lamentó entonces como la
pérdida de una de las
personas más ilustres de su
época.
En 1964 fue inaugurada la
Casa Museo de la calle Cano,
nº2 y 6, su casa natal, en
Las Palmas.
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